lunes, 1 de junio de 2009

Túnel del tiempo a ritmo de Karaoke


Ya lo decía Mike Ríos... "qué noche la de aquel año". Pues en mi caso "qué noche la de aquel domingo". Esta es mi crónica de lo que vi, oí y callé la pasada noche de domingo. Agárrense los machos, wey!
Salía del cine con mis amigas Marta y Diana de ver una más que decente adaptación de la cinta de suspense japonesa "Dos hermanas", bautizada en España como "Presencias extrañas". El caso es que se nos antojó visitar una bar llamado "La Fira", situado en pleno Eixample, pero al llegar allí, ¡oh surprise, surprise!, estaba cerrado. Qué bajón. En fin. Andando en busca de algún bar nos topamos con un karaoke llamado "Contraste". La idea de acudir a un karaoke ya se nos había pasado en alguna ocasión por la cabeza pero, es lo que pasa, lo vas dejando, lo vas dejando, y al final no lo haces (¿será esto (a)típico de nuestra cultura?) De momento, la entrada, toda llena de espejitos, ya me recordaba un puticlub. Y al entrar allí me sentí Michael J. Fox en "Regreso al Futuro". En nuestro caso fue regreso a los 80 en vez de a los 50 (como le pasaba al personaje de Marty McFly) El chico que nos atendió alardeaba de que era el mejor karaoke de Barcelona. En petit comité nos mofamos de tal afirmación. Si ese era el mejor karaoke de la ciudad, madre mía, cómo debía ser el peor. Pero como nos apetecía divertirnos cantando a modo de Bananarama girls del siglo XXI nos echamos la manta a la cabeza y a disfrutar, ¡qué demonios!
El local era una mezcla de bar de carretera y puticlub con tufillo a ochentero. Miraba a la puerta y esperaba encontrarme a David Summers y su troupe entre halos de humo.
La fauna era para grabarla. Me imaginaba a Cárdenas haciendo un reportaje estilo "Carlos Jesús", "Pantoja de Puerto Rico", "hermanas Baptisterio" o al del doble de Luis Miguel (qué grandes momentos históricos de la televisión nos ha regalado el cuñado de Arús). De repente entra un pequeño grupo de chicos en mangas de camisa. Si hago una foto y digo que es de los 70, juro que la gente me cree. Había uno especialmente que parecía sacado de "La Señora", serie de Televisión Española inspirada en los años 20. Éramos los triunfitos en "Los mejores años", cada grupo representando una década. Había una pareja que parecía sacada de una peli de Pajares y Esteso, que deleitaban al respetable público ,conformado por 10 personas, con canciones de Nino Bravo y Julio Iglesias a ritmo de gallos. Lo mejor fue cuando uno de ellos se acercó para pedirme que bailara con él mientras sonaba de fondo la banda sonora de Ghost. Estaba por usar las palabras de la siempre sarcástica Eddie Britt (la rubiaza de "Mujeres Desesperadas") y espetarle con la mayor tranquilidad del mundo: "Querido, estoy tan fuera de tu alcance que es como si viviera en otra galaxia". En vez de eso me eché a reir como si me hubieran contado un chiste y le dije "Por supuesto que no".
Y madre mía, con qué seriedad se tomaba la gente el cantar. Nosotras lo podíamos hacer bien o mal pero nos lo tomábamos como algo jocoso sin trascendencia alguna. El resto parecía que estuvieran haciendo un cásting para OT. ¡Carnaza de zapping fijo!
Pero sin ninguna duda, lo que se lleva la palma en esta pequeña joya del "frikismo karaokil" son los desfasados videoclips que acompañan a las canciones. Me parece perfecto que acompañen canciones de Nino Bravo con imágenes de atardeceres y flores pero que te pongan fotos de gatitos, pavos reales y fuentes de parques mientras suena "Please don´t stop de music" de Rihanna es algo que no tiene nombre. Es tan friki que lo encontramos hasta divertido. Y ese gran DJ Manolo que anunciaba a las futuras estrellas de la música cómo si un feriante de tómbolas se tratara... ¡Y pensar que se nos pasó por la cabeza ir a Opium a ver a Bob Sinclair! Ni punto de comparación. Al irnos fue como cruzar la puerta neblinosa de "Lluvia de Estrellas" para volver otra vez al siglo XXI.
Fue una noche que recordaremos siempre pero la próxima vez jugaremos al Sing Star.